Los eventos en Hermosillo, México siempre empiezan en las tardes. Para esa hora, el calor intenso – que llegó a un máximo de 49 grados centígrados en los cinco días que estuvimos ahí al principio de junio – comienza a dar paso a una brisa más agradable en la noche. Cuando el sol del desierto se acercaba al final de su largo descenso hacia el horizonte, sus fuertes rayos echaron una luz insólita: una manta blanca y dura mezclada con notas de naranja y rosa que crecían en intensidad hasta que estaban de color morado y luego llegaron a un profundo y grueso negro. A través del lente de mi cámara alcancé a captar esta luz cayendo sobre las alas de un ángel. El ángel caminaba lentamente, como si caminara hacia el cielo. Esta imagen cautivadora no era una ilusión. El ángel, un joven en disfraz, venía acompañada con 48 otros jóvenes, cada uno empujando una carriola de bebe, conmemorando los 49 niños y niñas, de 1 a 3.5 años, que fallecieron en un incendio en la Guardería ABC el 5 de junio del 2009. Como parte de mi primer proyecto como asociado de N-Map este verano, tuve la oportunidad de participar en esta marcha, que marca cada año el aniversario de la tragedia. Miles de ciudadanos mexicanos marcharon por las calles de Hermosillo, demandando justicia para los niños que murieron innecesariamente. El video, que esperamos lanzar este otoño, se utilizará para apoyar la batalla legal de cinco años llevada a cabo por los familiares de las víctimas contra la impunidad y contra todos aquellos que creen responsables por la muerte de sus hijos. El incendio en la guardería conocida como Guardería ABC, comenzó en una bodega peligrosamente situada dentro del mismo edificio que el centro de cuidado infantil. El fuego se extendió rápidamente a la guardería, que, construida con muy inflamable materiales, fue consumida por las llamas. Sin una salida de emergencia adecuada a través del cual huir, 49 niños murieron ya sea por quemaduras o los muchos humos letales que habrían llenado sus pulmones. A las 3:30 de la tarde, al enterarse de una emergencia en el centro, los padres de los niños acudieron rápidamente a la escena, pero funcionarios los despidieron con mala información. Sus hijos estaban bien, les dijeron. Habían sido trasladados a hospitales locales y podrían ser encontrados allí. Manuel Rodríguez Amaya y su esposa Malú, pasaron la tarde y el anochecer buscando frenéticamente en hospitales del área para su hijo, Xiunelth. Manuel relató el alivio que se extendió a través de todo su cuerpo cuando un miembro de la familia le informó de que había visto al niño, vivo y bien, en las noticias de la televisión. Fue una falsa esperanza nacida de una ilusión. La búsqueda de Manuel y Malú terminaría justo después de la medianoche, cuando Manuel identificó el cuerpo de su hijo en la morgue. “A las 3:30 de la tarde [la policía] sabía que mi hijo estaba muerto”, Manuel nos dijo. “Sin embargo, por nueve horas nadie me dijo.” Hablando de ese día es comprensiblemente difícil para Manuel, pero el dolor del recuerdo palidece en comparación con el de la impunidad. “Yo hablaria con el diablo si tuviera, con el fin de obtener justicia para mi hijo”, Manuel nos dijo. Pero la justicia no ha llegado. Cinco años después del incendio, ni una sola persona responsable de la tragedia en la Guardería ABC, ni las agencias gubernamentales que supervisan el programa nacional de guarderías, han sido investigadas y mucho menos encarceladas por los 49 niños cuyas vidas acabaron innecesariamente. Tal vez aún más alarmante, sólo 0.3% de las guarderías de México cumplen con las disposiciones mínimas de seguridad, por lo cual significa que otra tragedia es muy probable. Incapaz de encontrar la justicia en su propio país, las familias, organizadas en el Movimiento 5 de Junio, están tomando su caso a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. El vídeo que estamos produciendo será una parte de la presentación de las familias a la Comisión, recordándole a los comisionados de los rostros humanos que una vez llenaron las carriolas que ahora estan vacías, ocupadas sólo por ángeles.